Un texto reciente de Portes que proporciona un amplio panorama de la perspectiva institucional del desarrollo económico y en particular la crítica desde la sociología al concepto de "instituciones" que se utiliza en economía.
http://www.scielo.org.co/pdf/ceco/v25n45/v25n45a02.pdf
viernes, 12 de diciembre de 2008
Instituciones y desarrollo
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3 comentarios:
Me han resultado muy clarificadoras las aportaciones conceptuales de Portes ya que, hasta ahora tenía muy distorsionado el concepto institución. Voy centrar mis comentarios en el apartado “El fracaso del monocultivo institucional”. Una vez más, estoy de acuerdo con Portes, no es efectivo, y a veces resulta contraproducente el hecho de querer trasplantar el modelo de desarrollo occidental a países con culturas y sociedades diferentes; es más, a veces resulta un despilfarro inútil de dinero. Creo que los argumentos que se presentan en el artículo son suficientes y no voy a añadir más, pero sí quiero aportar mi opinión sobre cómo se debería apoyar el desarrollo en ciertos países, si es que existe realmente esa voluntad. El desarrollo económico no se puede implantar de la noche a la mañana, en unos casos tiene que ir avalado por un cambio profundo en la sociedad del país en cuestión y sobre todo en el Gobierno y en otros tiene que haber una estrategia económica muy bien diseñada, de manera que permita el cambio social, pero en ambos casos, cambio económico y cambio social van de la mano. No me refiero con esto a que los países a desarrollar adopten el modelo occidental, sino a que sea el pueblo quién tome conciencia de la necesidad de un cambio y elija los representantes que mejor reflejen sus intereses o, por el contrario, que sean esos mismos gobernantes quienes dirijan hacia el cambio. En el primer caso tenemos como ejemplos a Brasil, Bolivia o Ecuador y en el segundo, a China. Son ejemplos muy diferentes, pero tienen en común el hecho de que no están siguiendo patrones institucionales foráneos, sino que los primeros están buscando sus propios cauces de desarrollo y China, con su propio modelo, se ha convertido en una superpotencia mundial. Voy a detenerme en el caso de Bolivia, un país que ha iniciado el cambio desde la base de la propia comunidad indígena. Este es el caso típico de un Gobierno que parte del pueblo, pero que va a encontrar numerosas dificultades para aplicar el modelo de desarrollo pretendido, sobre todo porque el poder del gobierno de Evo Morales se sustenta en el pueblo, pero no está apoyado por las clases poseedoras poder económico. Prueba de ello son las revueltas que ha habido hace poco en todo el país, provocadas por los gobernadores autonomistas, en clara confrontación con el proyecto indigenista del presidente. Siguiendo a Portes, en Bolivia se enfrentan actualmente las dos fuerzas arraigadas en la estructura profunda de la sociedad: los valores arraigados en las clases populares (mayoritariamente indígenas), representados en el gobierno de Evo Morales y el poder, representado en los terratenientes que pretenden desestabilizar ese Gobierno. No es fácil que los intereses de estas dos fuerzas coincidan, sobre todo y parafraseando de nuevo a Portes “para que algunos actores y grupos lo tengan [el poder] otros deben ser excluidos del acceso a los recursos que confieren poder” (Weber [1922] 1947); y esto es lo que, precisamente se quiere cambiar en Bolivia.
Para concluir, yo me pregunto si interesa realmente a occidente desarrollar a países que aún no lo están o si lo que verdaderamente interesa es invertir en esos países para sacar un jugoso beneficio a cambio.
En este artículo, Portes realiza una crítica al enfoque económico de que las instituciones son todo para lograr un progreso. A lo largo del mismo, el autor ha ido desgranando diferentes perspectivas que demuestran la imprecisión del enfoque que a North le hizo conseguir el premio Nobel de economía.
Finalmente, la ejemplificación realizada por Portes, de teorías alternativas de transiciones de la fertilidad como las de Caldwell abren las puertas para promover explicaciones novedosas a los fenómenos de progreso.
Desde mi punto de vista, este texto pone de manifiesto la situación actual de las políticas que diversos organismos internacionales y también nacionales en la línea de ayuda al desarrollo están llevando a cabo.
También expone la necesidad y relevancia de llevar a cabo una revisión conceptual de los términos utilizados por los economistas, y de realizar un trabajo interdisciplinar entre las diversas ciencias sociales, como la economía, sociología y la antropología.
Creo, que lo más importante que plantea Portes, aparte de la revisión conceptual, que además da nombre al título del artículo, es la corriente seguida por las instituciones, que apoyan aquellas teorías, estudios o explicaciones de fenómenos sociales que tienden a perpetuar su modelo, y que no representan un cambio en las estructuras de poder.
Por ejemplo, las ideas de Amartya Sen sobre la participación de la ciudadanía como motor de desarrollo, pero también como finalidad del mismo, no son tan bien recibidas por estas organizaciones, ni por los países que manejan el panorama internacional, ya que promueven cambios sustanciales en la esctructura social de un país.
Creo que un buen complemento a este artículo podría ser la crítica que al institucionalismo se hace desde autores antropólogos como Esteva, que consideran el institucionalismo como la base para implantar modelos que pueden provocar una aniquilización cultural. Por otro lado Escobar cuestiona también el desarrollo o progreso en sí mismo. Es decir, Escobar plantea el derecho de los pueblos a desarrollarse o no. El desarrollo como bien incuestionable es una lacra para muchas comunidades que desean proseguir con modelos más "primitivos", que no quiere decir que sean menos evolucionados o peores.
El caso de modelos alternativos de desarrollo, como por ejemplo el de Bolivia, el cual cita la compañera Luisa, es un claro ejemplo de las dificultades de cambio cuando realmente no se modifican las estructuras de poder. Pero la oposición para Evo Morales, desgraciadamente no viene solo de la élite de ciudadanos de su país, sino que la mayoría de gobiernos occidentales no están conformes con su elección. Por ejemplo, EEUU, en la linea que lleva siguiendo en Latinoamerica desde hace años, está interviniendo en el país, apoyando esa élite.
Está claro que occidente y las instituciones mundiales como el FMI no quieren un modelo alternativo de desarrollo, quieren implantar el suyo que es el que a ellos le va a reportar beneficios. Por eso Hugo Chavez molesta más que el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, el cual se está enriqueciendo a costa de convertir a su país en uno de los más pobres del mundo y de llevar a cabo una masacre entre los ciudadanos de su país.
A occidente le da igual si Hugo Chavez ha sido elegido en las urnas tras un proceso democrático, le da igual si ha conseguido aumentar los índices de escolaridad, o si la atención sanitaria de Venezuela es de las mejores de Sudamerica. El problema es que se propuso un modelo alternativo de crecimiento, a través de la nacionalización de gran parte de la economía venezolana y los recursos naturales. Las multinacionales han tenido que salir de Venezuela, y eso molesta.
Bush antes de marcharse va a condecorar a Uribe con la "medalla de la libertad", ¿que más se puede decir?
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