martes, 10 de febrero de 2009

Dos reseñas del libro de Reinert (2007)

http://islasterritorio.blogspot.com/2008/03/la-globalizacin-de-la-pobreza.html

http://docs.google.com/Doc?id=dgs5t46f_55cpd342px

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que me va a encantar el libro de Reinert. No conocía a este autor, pero lo que he leido en las reseñas me ha gustado.
Por un lado, en la reseña que realiza David Molina Rabadán destaco lo que decía al respecto de la ciencia económica.
La economía pertenece a las ciencias sociales, pero al estudiar la disciplina tal como se ha configurado actualmente, da la impresión que se acerca más a las ciencias exactas. Y no es que desprecie lo que la estadística y las matemáticas aportan a la economía, sino que veo necesario la introducción de otras materias como la historia, la antropología, o la sociología. En resumen, la economía debe apartarse de su tradición matemática, considerada más objetiva, pero mucho más apartada de la realidad, mucho más deshumanizada.
Por otro lado, la otra reseña del libro de Reinert, más que cirticar la ciencia económica, crítica la praxis económica. Aparece el término de colonialismo de nuevo, y es que esta era del desarrollo, que comenzó a finales de la década de los 40 con Truman, desde mi punto de vista, constituyó el inicio hacia un nuevo colonialismo. A los países del sur se les dijo que el libre comercio iba a traerles consecuencias iguales de buenas que los países industrializados, se les impuso por tanto un práctica, que como dice el texto, no era ni la que ellos llevaron a cabo, sino la que a ellos les beneficiaba que practicaran.
La especialización basándose en las ventajas comparativas de David Ricardo, claro que como este autor dijo aumentan la eficiencia del comercio internacional, elevan la producción total, pero, sus beneficios no son equitativos. El centro gana mucho más que la periferia, el Norte se refuerza más que el Sur, y de nuevo, al igual que con el Viejo colonialismo, al que Truman se refirió en su discurso de investidura, los vencidos siguen perdiendo, y los vencedores siguen ganando.
El libre comercio asimétrico, del que habla Reinert, no puede sino aumentar la divergencia. Por tanto, no es de extrañar que la globalización haya aumentado la diferencia entre naciones, aun habiendo aumentado la riqueza mundial en términos absolutos.